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Introducción

Este libro sigue el patrón clásico de una carta en los tiempos del Nuevo Testamento: salutación, oración, cuerpo, aplicación, saludos y firma. Estos componentes eran la forma y el orden en que escribían las cartas en los tiempos romanos.

Circunstancias

Es probable que Pablo jamás haya visitado esta ciudad ubicada al interior de Asia Menor, hoy Turquía. Se enteró, probablemente por Epafras, de ciertas tendencias en esta iglesia y por ello respondió a esta situación. Aparentemente, había sincretismo, por el que se buscaba combinar los nuevos conceptos cristianos junto con los del judaísmo y el paganismo gnóstico. Estas dos religiones no estaban centradas en Cristo, sino en experiencias religiosas obtenidas por ciencias ocultas (2:2-3 y 18); confianza en la sabiduría (2:4 y 8); el ceremonialismo (2:16-17); la adoración de ángeles (2:18); y el ascetismo (2:20-22). Estas prácticas religiosas menosprecian a Cristo (1:15-20) y se enfocan en los esfuerzos humanos y cosas de este mundo. En resumen, egoísmo, ritualismo y legalismo (lo que uno hace) cambian el enfoque de Cristo hacia nosotros.

 

Pablo escribió desde la cárcel en Roma casi al final de su vida entre 61 y 63 después de Cristo. Efesios, Colosenses, Filemón y Filipenses son las cuatro cartas escritas durante este periodo en prisión.

 

Tíquico es el mensajero que lleva esta carta a Colosas, junto con dedicada a Filemón. Como tiene que llegar a Éfeso de camino a Colosas, Pablo encargó la carta a los Efesios (6:21) también a Tiquico. Onésimo, cuyo nombre significa “útil”, es el esclavo fugitivo de Filemón y le acompaña (4:7-9). Onésimo es un nombre común, especialmente para esclavos. Es posible que este Onésimo más tarde llegara a ser obispo en Éfeso y que haya sido el primero en hacer una colección de las cartas de Pablo.

 

Hay una semejanza entre nosotros y los colosenses en cuanto a que tenemos un culto similar al ego. Pensamos que todo lo podemos hacer nosotros. David Wells, en The Courage to be Protestant (El coraje de ser protestante) indica que la adoración al ego es la religión más popular actualmente.

 

Pablo escribe esta epístola para que los colosenses sean estables en su fe en Cristo Jesús (1:11; 1:23; 2:2; 2:6-7). 

 

La cruz y la resurrección de Jesús son un tema en Colosenses. Lee el libro entero y comenta su importancia.

 

Saludos (1:1-2)

Pablo define su persona como uno comisionado por Jesús para enseñar.

 

Oración (1:3-20)

Pablo empezó dando gracias por los de Colosas porque le llegaron noticias de su situación, esto es, que a pesar de los obstáculos están siguiendo a Jesús. Antes de hablar de las correcciones, Pablo, como buen pastor, enfatizó lo positivo.

 

En 1:9-20 leemos un sólo enunciado en griego. La primera parte es una oración de Pablo para que Dios dé a los colosenses conocimiento de Cristo; la segunda parte, habla del conocimiento que Pablo espera que tengan de Cristo. De los versos 15 al 20 encontramos un himno a la preeminencia de Cristo. Pablo fusiona su petición con la declaración de la divinidad de Cristo: es el único Dios que existe. Las otras divinidades son fabricaciones del hombre que contrastan con la realidad de Cristo.

 

En esta parte, Pablo pidió que Dios les dé conocimiento de Cristo para que su fe sea firme en Jesús. El conocimiento que él quería que ellos tuvieran es que Jesús es la imagen física de Dios mismo en toda su plenitud. No hay razón para buscar otras revelaciones, experiencias o manifestaciones de Dios, aparte de Cristo. Sólo Cristo basta. Este Cristo es el Dios de las Escrituras. No tenemos un conocimiento de Dios fuera de las Escrituras (1 Corintios 4:6).

 

Cuerpo (1:15-4:5)

El cuerpo de la carta presenta (1) la centralidad de Cristo, (2) cómo el ministerio de Pablo es el de ser el portador del mensaje de Cristo, (3) la inutilidad de los falsos caminos  y (4) cómo se manifiesta Cristo en nuestras vidas.

 

No somos buenos sin Cristo. Si somos buenos sin Cristo, negamos a Cristo como nuestra fuente de salvación (Gálatas 5:4, ver también Isaías 64:6).

 

  1. La primacía de Cristo (1:15-20)

Pablo explicó la divinidad de Jesucristo con este himno. Pablo expuso 10 cosas que necesitamos saber de Cristo.

 

Él es la (1) imagen del Dios invisible, (2) el primogénito de toda la creación, (3) en él fue creado todo lo que hay en los cielos y en la tierra, todo lo visible y lo invisible; tronos, poderes, principados, o autoridades, (4) todo fue creado por medio de él y para él. Él existía antes de todas las cosas, y (5) por él se mantiene todo en orden. (6) Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, (7) el primogénito de entre los muertos, para tener la preeminencia en todo, porque al Padre le agradó que (8) en él habitara toda plenitud, y (9) por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos, (10) haciendo la paz mediante la sangre de su cruz (1:15-20 RVC).

 

“La gloria de Cristo en la creación es igualada por su majestad en la redención” (G. Hendricksen, Colosenses, p. 82).

 

“Y yo lo declararé mi primogénito, ¡el más excelso de los reyes de la tierra!” (Salmo 89:27 RVC).

 

Este párrafo presenta a Jesús como el centro de todo. Este concepto de Cristo es la esencia del cristianismo y Pablo lo lleva a sus últimas consecuencias en el resto de la carta. El Cristianismo para Pablo es Cristo. Luego Cristo es el motivo de sus acciones, Cristo es el principio con el cual evaluamos todas las ideas religiosas, Cristo está en el cielo y nosotros, si estamos unidos a Él, tenemos que pensar y actuar en consecuencia de Él.

 

Cristo está descrito como creador y motivo de la creación (visible e invisible), su sustentador, instrumento de la creación, antecedente de todas las cosas, y reconciliador de todas las cosas. El medio de la reconciliación es la sangre que derramó en la cruz. Su meta en la reconciliación es la de revertir los efectos del pecado por la cruz y ofrecer esta reconciliación a los hombres por medio del evangelio.

 

Una vez establecida la divinidad de Jesús, Pablo procede a mostrar que los otros caminos para llegar a Dios son fútiles. No ayudan a la gente ni a llegar a Dios ni a combatir los problemas del pecado en sus propias vidas. Tenemos que abandonar la falsa religión que es incapaz de ayudarnos a servir a Dios y a dejar el pecado.

 

La reconciliación (1:21-23)

La esencia de la obra de Jesús es la reconciliación de los hombres con Dios. No hay otro plan de reconciliación.

 

Pablo expone su ministerio como estándar (1:24-2:5)

El problema que enfrentaba la iglesia de Colosas era la falsa enseñanza que buscaba algo MÁS que el evangelio de Cristo. Para exponer a las enseñanzas y los métodos que los falsos maestros usaban, Pablo presentó su propio ministerio como un ejemplo de un buen ministro. Hace tiempo escuche que la mejor manera de detectar un billete falso era conocer bien al billete auténtico. Esto es lo que Pablo hace aquí en esta carta a los Colosenses.

 

En este contexto, Pablo muestra su cercanía con la iglesia y su disposición para sufrir por ellos que facilita que su enseñanza sea franca. Pablo creía que el creyente iba a sufrir tribulaciones por ser seguidor de Cristo. La meta del ministerio es el de presentar el cuerpo de Cristo “perfectos en él” (2:28). Esta tarea requiere de una gran lucha de parte de Pablo, quien es un pastor que da su vida por sus ovejas.

 

El mensaje de Pablo es “Cristo en ustedes, la esperanza de gloria” (1:27 RVC). Busca que conozcan el misterio de Dios: que es en Cristo en quien está el conocimiento y la sabiduría. Esto va a contrastar con los falsos maestros que se presentan en la siguiente sección.

 

El rechazó las espiritualidades falsas por que estas rechazan la primacía de Cristo (2:6-23)

 

Pablo estableció la meta de la vida cristiana:

“Por tanto, vivan en el Señor Jesucristo de la manera que lo recibieron: arraigados y sobreedificados en él, confirmados en la fe y rebosantes de acciones de gracias, que es como fueron enseñados”, (2:6-7 RVC).

 

“Cuídense”, es la forma de vivir como creyente en Cristo. Tenemos que cuidar que no agreguemos nada a Cristo. Hay muchos que ofrecen otras fórmulas para vivir. Hay ofertas de santidad – justicia, perfección, felicidad, autorealización. Los que nos presentan estos hábitos para el éxito difieren del cristianismo en muchos puntos.  Hay lineamientos que podemos notar acerca de la falsa religión: Colosenses 2:8-10 indica que no tenemos que ir más allá de Cristo, ya que en él habita la plenitud de Dios.

 

Romanos 1:22-23 dice: “Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (RVC). Entonces cuando uno está hablando del hombre o de las criaturas, está hablando falsa religión.

1 Juan 4:5-6 dice: “Ellos son del mundo por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo los escucha: pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu y la verdad y el espíritu del engaño” (NVI). Aquí, Juan nos dice que, si un mensajero religioso habla de las cosas del mundo, no es de Dios. Las cosas del mundo son las cosas físicas, las familias, el dinero, el sexo y las placeres, el noviazgo, el trabajo, la ciencia, la comida, la tierra y la circuncisión, entre otras cosas. Si uno está hablando de ellas, no está hablando de Jesús.

 

Colosenses 2:11-12 indica que Cristo quitó nuestra naturaleza pecaminosa. No tenemos que hacer más para quitarnos el pecado.

 

Colosenses 2:16-19 dice que no hay que permitir que otros nos juzguen por reglamentos ceremoniales humanos como días de fiesta, ayunos y muchas otras cosas, porque estamos unidos a Cristo.

 

Colosenses 2:20-23 enseña que los reglamentos humanos no producen santidad en nosotros. No frenan el pecado. Nada más nos esclavizan más.

 

Encontramos que fiestas religiosas (ayunos y encuentros), humildad fingida, el ascetismo religioso, todas ello está relacionado con las criaturas que toman el lugar de Cristo. Todos debemos cuidar de no revolver las cosas de Dios con las cosas del mundo. Esto es pecaminoso. Debemos estar hablando de Cristo.

 

La práctica de la fe cristiana

“Puesto que ustedes ya han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pongan la mira en las cosas del cielo, y no en las de la tierra. Porque ustedes ya han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria” (Colosenses 3:1-4 RVC).

 

Estos versículos de la siguiente parte de Colosenses son clave para entender la relación entre la doctrina de la fe en Cristo (1:9-2:23), así como la práctica de la fe en Cristo (3:5-4:6). Es paralelo a Romanos 12:1-2; Efesios 4:1-2 y de gran ayuda en la comprensión de la vida en Cristo.

 

La práctica cristiana debe tomar en cuenta el hecho de que somos resucitados con Cristo. Si este es el caso, nuestro pensamiento también debe estar en las cosas que están arriba y no en las cosas de este mundo. Las cosas que son eternas deben tener nuestra atención y atracción. Esta es nuestra realidad final; todo lo demás, es temporal.

 

“Por lo tanto, hagan morir en ustedes todo lo que sea terrenal: inmoralidad sexual, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia. Eso es idolatría. Por cosas como éstas les sobreviene la ira de Dios a los desobedientes” (3:5-6 RVC).

 

Estos dos principios: 1. de estar resucitados con Cristo y 2. de hacer morir lo que es de la naturaleza terrenal son la lucha en la vida cristiana. Esta es la tensión en la que vivimos: el ya y todavía no. Estamos llamados a vivir según nuestra naturaleza espiritual junto con Cristo y de hacer morir nuestra carne.

 

Lo importa es de estar en Cristo

“No se mientan los unos a los otros, pues ya ustedes se han despojado de la vieja naturaleza y de sus hechos, y se han revestido de la nueva naturaleza, la naturaleza del nuevo hombre, que se va renovando a imagen del que lo creó hasta el pleno conocimiento, donde ya no importa el ser griego o judío, estar circuncidado o no estarlo, ser extranjero o inculto, siervo o libre, sino que Cristo es todo, y está en todos” (Colosenses 3:9-11 RVC).

 

Nuestro culto cuando congregamos (3:15-17) tiene la meta de: 

“…que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría: canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud en el corazón.” 

 

Nuestras relaciones con otros

Nuestras familias deben vivir en sometimiento mutuo (3:18-4:1; ver Efesios 5:21-6:4). No estamos viendo un autoritarismo, sino un respeto y ayuda mutua en todas nuestras relaciones humanas. Igual con nuestros hijos, extranjeros, esclavos, amos, jefes y subordinados.

 

Agradar a Dios

La meta del cristiano es la de siempre agradar a Dios (1:10; 3:17-4:1).

 

Un llamado a la oración (4:2-6) termina con la exhortación a tener prácticas cristianas. Debemos tener una constante vida de súplicas a Dios para recibir su ayuda en este mundo. Observe que Pablo no pide que oren por su salida de la cárcel. En lugar de estar preocupado por sí mismo, se preocupa por la predicación del evangelio.

 

Saludos y instrucciones finales

En 4:7-18, Pablo hizo mención de las personas clave para su ministerio. El reconocimiento de otros es importante para nosotros.

 

Bibliografía:

Hendricksen, Colosenses, Subcomisión de Literatura Cristiana o El Faro.

Peter T. O´Brien “Colosenses” en D. A. Carson, et. al., Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI, Mundo Hispano.


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